GUÍA 2: Preparémonos para el SIMCE
En la guía anterior leíste un texto en el que se trataba de mostrar lo difícil que era definir el concepto de ciudad, aunque todos fuésemos capaces de reconocer una en cuanto la viéramos. Si te fijaste, era un texto expositivo que buscaba presentarnos la definición de ciudad y explicarnos las diferentes funciones que estas pueden cumplir.
Sin embargo, como ya debes saber, existen muchas formas distintas de referirse a un tema. Por ejemplo, alguien puede pensar que las ciudades no responden a ninguna función y que son los sueños construidos de las personas que viven en ellas lo que las define. En ese caso, esa persona puede escribir un texto expositivo que, al igual que el que leíste tú, dará cuenta de una visión particular sobre la ciudad.
Esto es posible porque no se puede decretar cuál de las dos (o más) opiniones que existen sobre el tema de la ciudad son las verdaderas o las correctas. Así, las personas pueden mostrar visiones similares o coincidentes (en ese caso hablamos de convergencia interpretativa), o bien estar en desacuerdo y mostrar puntos de vista totalmente distintos (y en ese caso hablamos de divergencia interpretativa).
Por esto, decimos que existen muchas formas de referirse a un tema particular, como la ciudad en este caso, y que todas entregan experiencias distintas y constituyen aproximaciones diferentes que convergen en algunos aspectos y divergen en otros.
En este sentido, ¿cómo crees que sería una aproximación desde el género dramático, desde el género lírico o desde el género narrativo al tema de la ciudad? ¿Cómo te imaginas que ésta pueda estar presente en la literatura?
I. Lee el siguiente texto:
El Hombre de la Multitud (fragmento)
“No hace mucho tiempo, al declinar el día de una tarde otoñal, me encontraba yo sentado junto a la gran cristalera en rotonda del café D..., en Londres. […] Me sentía tranquilo y con un profundo interés por todo. Con un cigarro en la boca y un periódico sobre mis rodillas, había estado distrayéndome gran parte de la tarde, ora recorriendo los anuncios, ora observando la mezclada concurrencia del establecimiento, sin dejar, de vez en cuando, de atisbar la calle a través de los ventanales empuñados por el humo. Esta última era una de las vías principales de la ciudad y durante todo el día rebosaba de animación.
Conforme iba haciéndose de noche, el gentío aumentaba. Cuando se encendieron las luces, dos densas y continuas corrientes de transeúntes comenzaron a entrar y salir del establecimiento. Nunca me había encontrado en una situación como aquélla y, por tanto, aquel mar tumultuoso de cabezas humanas me llenaba de una emoción deliciosamente nueva. Dejé de prestar atención a lo que sucedía en el interior del hotel para absorberme de lleno en la contemplación del exterior. Al principio mis observaciones adoptaron un aspecto abstracto y general. Miraba a los transeúntes en masa y pensaba en ellos como formando una unidad amalgamada por sus características comunes. Pronto, sin embargo, descendí a los detalles y observé con minucioso interés las innumerables variedades de tipos, vestidos, aires, portes, aspectos y fisonomías.
La gran mayoría de los que pasaban tenían el aire satisfecho de gente ocupada y su única preocupación parecía ser la de abrirse paso entre la muchedumbre. Llevaban las cejas fruncidas y volvían sus ojos rápidamente en todas direcciones. Cuando eran empujados por otros transeúntes no daban el menor signo de impaciencia, sino que se componían un poco la ropa y continuaban su camino. Otros, todavía una gran mayoría, se movían intranquilos, mostraban el rostro enrojecido y hablaban gesticulando consigo mismo, como si precisamente se encontraran aislados por la misma densidad de la concurrencia que les rodeaba. Cuando se veían obstaculizados en su avance, esta gente dejaba pronto de murmurar para sí, pero doblaban sus gestos y esperaban con una, sonrisa ausente e inexpresiva en los labios el paso de las personas que impedían el suyo. Si les empujaban, se disculpaban con una inclinación ante los mismos que les habían empujado y parecían abrumados por la confusión. En estos dos grupos que he señalado no había nada especialmente característico. Sus prendas de vestir pertenecían a esa clase que se ha dado en llamar, decente.”
Edgar Allan Poe
Contesta las siguientes preguntas:
1) ¿A qué género literario pertenece este fragmento? Responde a partir de las características que definen a cada género y apóyate en ejemplos del texto.
2) ¿Qué función del lenguaje predomina en el texto? Responde a través de ejemplos del texto (recuerda que en cada género predomina una función que lo caracteriza).
3) ¿Qué diferencias encuentras entre la forma de tratar el tema de la ciudad en este tipo de género literario en comparación a la del texto expositivo de la guía anterior?
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